viernes, 10 de octubre de 2008

Mi vecino...

Estoy frita de mi vecino y de sus tablaos oleoles que me monta día sí y día también… “¡Es que soy músico!”…... ¿Y a mí qué? Yo soy profe y no me pongo a dar clases a las tres de la mañana en casa a 30 alumnos locos con las hormonas en ebullición…. Pero nada, con mi vecino, unos rones y unas guitarras y empezó la fiesta, un miércoles a la una de la mañana. Y allí estoy yo, toda neurótica, dando vueltas en mi cama intentando aplicar los consejos zens de mi hermana de concentrar mi pensamiento en cosas positivas que en ese momento, por razones desconocidas, no me vienen a la mente o intentar el truco de la respiración abdominal… “¡Qué sí, qué sí que funciona!”… Pues le funcionará a los demás porque yo en esos momentos estoy tan atacada que lo único que me consuela es la perspectiva de poder despedazar a mi vecino cacho a cacho y colocar las bolsas en el congelador como en la peli de Hitchcock de “¿Quién ha matado a Harry?” pero claro “¿ Y si luego me ponen a otro vecino peor? No vale más lo malo conocido que lo bueno sin conocer. ¿Y si me pilla la policía?”… y entonces es cuando me doy cuenta de que mi coco no rula bien, de que mi imaginación está traicionando mis instintos más salvajes y decido optar por la solución más sana: subir precavida y tímidamente y rogarle a mi vecino que por favor baje la música…. "Es que es miércoles y yo los jueves madrugo”…….CAPULLO.