lunes, 23 de junio de 2008

La gente que va al cine a comer palomitas...

Estoy frita de la gente que va al cine a comer palomitas y que se pasa todo la pelí masticando estas golosinas infernales mientras tú estás intentando entender porque Mister Big decide plantar a la magnífica Carrie Bradshaw el día de su boda. Y es que justo en el momento en el que él decide llamarla, probablemente para decirle algo como “soy un cobarde, te mereces algo mejor que yo”, mi vecino decide engullirse media caja de palomitas de un golpe; ¿será por estrés ante la decisión del Big o simplemente porque el tío éste de la boina sentado a mi lado lleva meses sin probar bocado? Sea lo que sea, prohibiría la venta de estos gusanitos sin nombre, primero por motivos de salud pública (una cosa que cruje TANTO no puede ser buena para el estómago) y segundo porque al cine se va a ver una pelí, el que quiera comer que lo haga o antes o después, esto es como lo de ir al baño. Nunca en medio de una película…

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